Fray Alonso de Argüello, que en el siglo secretario fue de Castro y que en la Audiencia, logró copiosa fama y tal riqueza que envidia entre los hombres despertaba; por la gracia dejó atrás aquel camino en que el diablo de las almas hace presa, y echando a la derrota vanidades fue libre de las pompas y grandezas.
Partió todo tesoro de su hacienda en los pobres de Cristo y ya desnudo, tomó los votos de su padre San Francisco, allí donde vecino fue, y encomendero.
Tocante de este reino y esta tierra que es lo màs principal que hay en las Indias desde el Nombre de Dios, en Panamá pasando por Brasil a Tierra Firme. Y al sur con las provincias desde Chile y todos los poblados del Estrecho, diré que es tierra extensa y muy bendita con mucha variedad de aguas y climas. Siendo curiosidad los grandes cambios de temple entre parajes muy cercanos.
Por la costa ni llueve ni graniza ni nieva, ni tormenta alguna suena. Pero tras cierto tiempo agua menuda rocía y de garúa lleva el nombre. La cual es maravilla de provecho porque hace de la tierra nacer huertos. Que aunque el agua de acequia siempre abunda, pues sale de los ríos despeñados que cargan con las lluvias de la sierra; faltando esta garúa sufrirían por falta de humedad las sementeras.
Y lo que admira más es que, arenales estériles y secos de estos llanos con nieblas y garúas visten hierbas y flores que es de verse todas ellas que aparecen en su doble primavera:
Los huertos ven salir las de septiembre regadas por las aguas de la acequia. Empero entre las lomas y quebradas se cuajan desde abril, y a agosto llegan.
Así las sabandijas son muy raras; ni perros hubo nunca en mal de rabia. Ni en rutas de las costas hay lagartos y así por costanera siempre andamos libres y sin temer por algún daño.